Cuando otras compañías ofrecen los mismos productos o servicios que la tuya, es necesario aplicar estrategias de marketing a la ofensiva y a la defensiva. Esto claro, con el fin de sacar ventaja y ganarle a la competencia.
Marketing a la ofensiva y a la defensiva.
El marketing a la ofensiva tiene como fin principal, alcanzar a aquellos clientes que ya compran los productos o servicios de otras empresas, así como a los consumidores que se sienten indecisos respecto de cuales negocios deben hacer sus compras. Por otra parte, el marketing a la defensiva, contribuye a mantener el número de clientes de un negocio, por medio de mostrar superioridad ante la competencia.
Poniéndolos en práctica.
Imagina que vendes helados y éstos se venden de maravilla. Nuevos clientes llegan día con día y tus ganancias se mantienen en un buen nivel. Sin embargo, a dos cuadras de distancia de tu establecimiento, otra heladería acaba de abrirse, lo que significa que tus ganancias podrían disminuir, así como la cantidad de clientes nuevos que usualmente tenías.
Para que tu negocio no se vea afectado por la nueva heladería, una respuesta a la defensiva o a la ofensiva, puede contribuir a mantener tu lugar por arriba de la competencia. A continuación, te describiré algunas de las tácticas de estos tipos de marketing que puedes implementar.
Táctica de precio.
Si la heladería que acaba de inaugurarse decide lanzar precios mucho más bajos que los tuyos, es sumamente importante que atiendas esta amenaza. Por ello, si por el momento eres el líder en venta de helados, localmente hablando, una forma de evitar que tus clientes se vayan con la competencia, es reduciendo los precios de tus productos.
De la misma forma, esta estrategia puede ser implementada como defensa en contra de aquellos productos de la competencia, que tienen un precio similar a los tuyos. Esto se puede lograr por medio de publicitar alguna de las características únicas de tus productos. Si el cliente es capaz de percibir dicho beneficio y encontrar el valor añadido de tus productos, sobre los de la competencia, seguramente se decidirá por los tuyos.
Adicionalmente, la táctica de precio, también puede utilizarse como marketing a la ofensiva. Siguiendo con el ejemplo de la heladería, supongamos que, por ser el líder en tu mercado, decides incrementar los precios de tus productos. Al principio, esto puede sonar totalmente descabellado. No obstante, varios de los consumidores se sienten más atraídos hacia aquellos productos que son más caros, pero que tienen mejor calidad, reputación y beneficios, que aquellos que tienen un menor precio.
Si tu compañía decide implementar esta estrategia a la ofensiva, es crucial que ésta se encuentre acompañada de una campaña publicitaria que resalte el valor que se obtiene a cambio de un producto con un mayor precio. De esta forma, lograrás atraer la atención de aquellos clientes que están dispuestos a pagar más por un producto que es muchísimo mejor que las alternativas.
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