Desde un inicio, la competencia entre negocios es medida por medio de la calidad de los productos/servicios que estos ofrecen. Este concepto nos hace cuestionarnos entonces quién o qué es el responsable de generar la calidad en estos.
A manera de opinión, no nos cabe duda alguna de que, al hablar acerca de cualquier sistema de gestión de empresas, estaremos hablando de la forma en que las personas llevan estos. Por lo tanto, resulta inútil negar la naturaleza humana de los negocios, atribuyendo el éxito y fracaso a los números, como si estos fueran el resultado de claros e irrefutables procesos matemáticos.
Teorías X y Y
Creadas por Douglas McGregor en la década de los 60’s, cada una de estas se basan en la forma en que los trabajadores se desempeñan en sus respectivas áreas laborales, presuponiendo aspectos y funciones en función a lo que se considera como su naturaleza humana. Estas siguen siendo adoptadas por muchas empresas, basándose ciegamente en estos principios para desarrollar sus políticas internas de trabajo y sistemas funcionales.
La Teoria X supone que a las personas les disgusta su trabajo, que son perezosas y tienden a evitar las horas laborales. Por esta razón, el trabajador debe estar regulado, amenazado y/o dirigido de manera autoritaria y por medio de diversas políticas o reglas para que este asuma sus responsabilidades y la empresa logre sus objetivos.
Por otro lado, la Teoria Y se basa en el hecho de que al trabajador le gusta realizar sus labores dentro de la empresa, considerando a estas como un aspecto natural y una necesidad básica en su vida propia. La empresa debe considerar entonces al trabajador como una persona madura y responsable, parte de un sistema participativo donde los objetivos de la empresa deben lograrse a cambio de compensaciones que se asocien con sus logros, siempre valorados bajo los estándares de esta.
Teoría Z
En 1981 William Ouchi, profesor y autor norteamericano, ofrece una teoría de administración, tratando de enfrentar el desafío empresarial que representaba la industria japonesa de entonces, basándose en tres principios fundamentales:
- Atención a las relaciones humanas
- Creación de relaciones sociales estrechas
- Confianza en la capacidad de las personas
En este caso, los objetivos son considerados como “propios” para la empresa, haciendo que todos los involucrados en la realización de estos, encuentren una manera conjunta de resolver cualquier inconveniente. La empresa entonces, al valorar la opinión y experiencia del trabajador, contará apoyo para mejorar la calidad de todo aquel proceso que conlleve una mejor producción.
En la actualidad, existen diversas formas de percibir a los trabajadores, de forma en que se priorizan otros aspectos por encima de utilizar teorías sobre la naturaleza humana, como es el caso de las teorías X, Y y Z. Pero es importante recordar, que cualquier solución empresarial se dará por medio del potencial humano y de su habilidad para desarrollar diversos sistemas enfocados al control de los negocios. Considerando a estos como un aspecto más en el desarrollo personal/individual.
