Desde los orígenes de la publicidad, diversas campañas han utilizado mensajes subliminales con la firme intención de influir en las conductas de consumo de las personas. Por medio de diversos estudios en diferentes especialidades, incluyendo la psicología, la estadística y la economía, el objetivo de la publicidad es provocar una estimulación sensorial en el individuo que le guíe a consumir un determinado producto o servicio.
Entre una completa mezcla de colores, formas y sonidos, una herramienta esencial de gran efectividad es precisamente el uso de la palabra. El mensaje de una campaña publicitaria por medio de carteles debe incluir instrucciones precisas por medio de textos que complementen, de manera sutil, aunque directa, ese sentimiento que se busca producir por medio de una imagen.
Funciones del texto publicitario
Generar un texto publicitario merece una perspectiva de diseño integral, donde las imágenes, textos y tipografías trabajan en conjunto, con la intención de aportar un significado concreto al mensaje.
Según Roland Barthes, dentro de una imagen publicitaria podemos encontrarnos con diversas funciones para un texto, incluyendo:
De enlace
Contribuye a la correcta identificación del mensaje, reduciendo cualquier posibilidad de malentendido o confusión sobre este. La interpretación que se le da a la imagen se da por entendida a través del texto.
Retórica
A comparación de la función de enlace, la función retórica de un texto, más que justificar, busca complementar el claro mensaje de una imagen, dando pie así a nuevos significados y a diferentes interpretaciones.
Paradójica
Dentro de este mensaje, el texto y la imagen no tiene una relación directa, dejando al observador con un fuerte sentimiento de extrañeza ante la ambigüedad del mismo.
Intrigante
Este tipo de publicidad deja un fuerte impacto en el espectador, generando intriga y asociación con otros aspectos relacionados al mensaje. Este tipo de publicidad es especialmente diseñada para campañas por fases.
”Sentirás como si tu ropa no estuviera ahí”
La función de un texto publicitario siempre debe ser persuasiva; su función es la de vender, pero su esencia y resultados van aún más allá de la simple actividad comercial. Esta difunde diversos valores y contribuye a generar identidad dentro del consumidor.